Botan Dourou es una leyenda famosa en Japón. Su origen se encuentra en la traducción de un libro antiguo del siglo XVII, libro que hacia alusión a una serie de cuentos y leyendas japonesas conocidos como; "cuentos de la linterna".
Se cuenta que una noche de cielo cubierto por nubes, en las calles oscuras una mujer estaba acompañada de una chica muy joven y hermosa que iba sosteniendo una lámpara alumbrando su camino.
Se cuenta que una noche de cielo cubierto por nubes, en las calles oscuras una mujer estaba acompañada de una chica muy joven y hermosa que iba sosteniendo una lámpara alumbrando su camino.
En ese paseo nocturno en la ruta contraria venia un samurái viudo llamado Ogiwara Shinojo, quien al cruzarse con ambas mujeres se fijó en la joven y quedo totalmente prendado de ella, los sentimientos fueron tales que le prometió, sin pensarlo en tener una relación eterna con ella.
A partir de ese momento la chica iba y venia noche tras noches, algo que incremento los sentimientos del samurái Ogiwara hacia la joven, este era entonces un verdadero romance sin pudor, pues muchos de sus vecinos y allegados veían los constantes viajes y encuentros de la joven con el viudo.
A partir de ese momento la chica iba y venia noche tras noches, algo que incremento los sentimientos del samurái Ogiwara hacia la joven, este era entonces un verdadero romance sin pudor, pues muchos de sus vecinos y allegados veían los constantes viajes y encuentros de la joven con el viudo.
Un vecino y amigo de Ogiwara comenzó a sospechar de esa hermosa doncella. Algo raro había en ella y él, como amigo del samurai, debía descubrirlo.

Atemorizado por la visión, el vecino de Ogiwara corrió a contar lo sucedido a un sacerdote budista. Éste le entregó un sello para que lo colocara en la casa del samurai. El sello, le aseguró, evitaría que el fantasma pudiera volver a entrar en la residencia, y por tanto, lograría separar a la pareja de amantes.
Y es así efectivamente, esa misma noche la hermosa joven se ve incapaz de entrar en casa de su amado. Pero lejos de marcharse y dejar en paz a Ogiwara, comenzó a llamarlo con su voz dulce para que fuera él quien saliera. Ogiwara no fue capaz de resistirse a sus encantos, así que abandonó la seguridad de su hogar y salió al exterior para abrazarla. En ese momento, la joven insistió en que esa noche tendrían que ir a su propia casa.
Cuenta esta antigua leyenda que la mañana siguiente el cadáver del samurai fue encontrado abrazado a un esqueleto, y que el lugar en el que se encontró era una de las tumbas del templo, justo en la que resultó que esa joven había sido enterrada años atrás.